El socialista que diseñó el fin de las minas
Joaquín Almunia impulsó en el seno de la Comisión Europea el calendario para cerrar las explotaciones que no sean rentables en 2018
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Mieres / Langreo, M. Á. G.
La pasada semana, el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia, el socialista Joaquín Almunia, salía a la palestra para desvincular el recorte de las ayudas al carbón programado por el Gobierno del PP del plan de cierre de las minas no sostenibles impulsado desde la Unión Europea. Se trata de caminos diferentes que llevan a un mismo destino: la clausura de las explotaciones no competitivas, la práctica totalidad de las existentes en España.
La decisión del Ejecutivo de Mariano Rajoy sólo podría acelerar en el tiempo unos plazos ya marcados por Bruselas con el respaldo del propio Almunia, que fijó, en agosto de 2010, el cierre de la minería para 2014, aunque los estados acordaron, posteriormente ampliar el horizonte del mantenimiento de las ayudas hasta 2018. Destacado dirigente del PSOE, Almunia fue responsable de economía de UGT; ministro, secretario general del partido y candidato a la Presidencia en las elecciones de 2000. Fue en 2004 cuando centró su carrera política en Bruselas, primero como comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, y más tarde como vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia.
En el desempeño de sus diferentes responsabilidades, Almunia siempre dejó muestras de su desconfianza hacia el carbón autóctono, un sector que no podía tener un horizonte distinto del cierre tanto por razones económicas como energéticas. Así se lo planteó al propio ex presidente regional, Vicente Álvarez Areces, en algunas de las reuniones mantenidas en Bruselas.
La primera propuesta de la Comisión Europea era cerrar las minas en 2014, aunque finalmente la fecha se prorrogó a 2018. Desde entonces, Almunia ha descabezado cualquier planteamiento para mantener las minas que no sean competitivas más allá de ese límite, remarcando que las explotaciones rentables que sigan activas deberán devolver las ayudas y esgrimiendo que a las Cuencas sólo les queda el camino de culminar su reconversión.
El comisario europeo también se ha mostrado partidario de seguir quemando carbón, pero de importación, más competitivo, con proyectos de captura de dióxido de carbono. El posicionamiento de Almunia ha generado críticas tanto en el seno de los sindicatos mineros como en la patronal y entre los alcaldes de las comarcas carboneras, que no entiende que se negocie un horizonte flexible.
La pasada semana, el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia, el socialista Joaquín Almunia, salía a la palestra para desvincular el recorte de las ayudas al carbón programado por el Gobierno del PP del plan de cierre de las minas no sostenibles impulsado desde la Unión Europea. Se trata de caminos diferentes que llevan a un mismo destino: la clausura de las explotaciones no competitivas, la práctica totalidad de las existentes en España.
La decisión del Ejecutivo de Mariano Rajoy sólo podría acelerar en el tiempo unos plazos ya marcados por Bruselas con el respaldo del propio Almunia, que fijó, en agosto de 2010, el cierre de la minería para 2014, aunque los estados acordaron, posteriormente ampliar el horizonte del mantenimiento de las ayudas hasta 2018. Destacado dirigente del PSOE, Almunia fue responsable de economía de UGT; ministro, secretario general del partido y candidato a la Presidencia en las elecciones de 2000. Fue en 2004 cuando centró su carrera política en Bruselas, primero como comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, y más tarde como vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia.
En el desempeño de sus diferentes responsabilidades, Almunia siempre dejó muestras de su desconfianza hacia el carbón autóctono, un sector que no podía tener un horizonte distinto del cierre tanto por razones económicas como energéticas. Así se lo planteó al propio ex presidente regional, Vicente Álvarez Areces, en algunas de las reuniones mantenidas en Bruselas.
La primera propuesta de la Comisión Europea era cerrar las minas en 2014, aunque finalmente la fecha se prorrogó a 2018. Desde entonces, Almunia ha descabezado cualquier planteamiento para mantener las minas que no sean competitivas más allá de ese límite, remarcando que las explotaciones rentables que sigan activas deberán devolver las ayudas y esgrimiendo que a las Cuencas sólo les queda el camino de culminar su reconversión.
El comisario europeo también se ha mostrado partidario de seguir quemando carbón, pero de importación, más competitivo, con proyectos de captura de dióxido de carbono. El posicionamiento de Almunia ha generado críticas tanto en el seno de los sindicatos mineros como en la patronal y entre los alcaldes de las comarcas carboneras, que no entiende que se negocie un horizonte flexible.
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